lunes, 21 de abril de 2014

Artículo de Opinión. 14 de abril: una herramienta de la clase obrera en la lucha revolucionaria


“2.3. Internacionalismo y anti-imperialismo”
(…) Nuestro nacionalismo es de clase, revolucionario e inequívocamente internacionalista, no sólo por principios e ideas sino también porque la liberación nacional y social de Andalucía depende mucho de la liberación de otros pueblos  y naciones sometidas al atropello del mismo enemigo que no es otro que le capitalismo imperialista”
“2.7. Por la República Andaluza.
Somos una fuerza republicana que aboga por la abolición de la monarquía y la instauración de la república andaluza (…) Nuestra apuesta republicana es de clase y socialista.”
(Artículo 2. Principios, características y fines, Estatutos CUT)

1. Un debate necesario

La conmemoración del 83 aniversario de la II República Española ha sido el escenario de movilizaciones en todo el estado español contra una monarquía corrupta, parásita y criminal, fiel reflejo del fascismo que la engendró, y también ha sido reflejo de la necesidad de acabar con este residuo del feudalismo para avanzar en nuestra forma de gobierno. No obstante, la jornada de lucha también ha sido motivo de oposición por parte de las fuerzas soberanistas de izquierdas con respecto a la idoneidad de celebrar esta fecha, al ser la conmemoración de un estado español opresor de las diferentes naciones del estado español.

En estos días pasados hemos tenido la oportunidad de leer sendos artículos sobre el tema, analizando desde una óptica nacionalista el significado de la II República española y, sobre todo, su significado en la lucha actual por la soberanía de los pueblos y de la clase obrera. Estos artículos son "República Sí: Andaluza" (escrito por  Jaleo!!! el 13 de abril de 2014) y "14 de abril: República y el camino de los pueblos" (escrito por Guillén González, militante de la Izquierda Independentista Aragonesa, el 14 de abril de 2014). En estos artículos se defiende la idea de que la izquierda soberanista no debe participar en esos actos conmemorativos, ya que es un contrasentido para un nacionalista luchar por la constitución de una III República Española. Pero ¿Es así? ¿Participar en esos actos conmemorativos es una traición para la futura República Andaluza? ¿Participar en la lucha por la III República Española SOCIALISTA retrasa la liberación de las naciones presas del Estado Español? ¿Participar en estos actos implica la ratificación de todas las medidas de la II República española o el apoyo incondicional a una III República española? ¿La lucha por una Tercera República SOCIALISTA española atenta contra la lucha de una República SOCIALISTA Andaluza?

2. Queremos una república, pero no cualquier tipo de república.

Queremos una  república socialista, emancipadora de la clase obrera y de los pueblos. Es así de sencillo. Cualquier otra forma de república, ya sea burguesa, como la estadounidense, Francesa o Alemana, o que mantenga el actual marco territorial del estado español es inaceptable. En estos casos, la URSS es un buen ejemplo: Los obreros y campesinos de Rusia alcanzaron el poder a través de los soviets de obreros, campesinos y soldados, tomando la maquinaria estatal para construir un Estado Obrero que nacionalizara los medios de producción principales. Además, una de las primeras medidas del nuevo estado obrero fue el derecho de autodeterminación. El 15 de noviembre de 1918, el gobierno soviético reconoció el derecho de autodeterminación y de secesión a “todos los pueblos de Rusia”. El 7 de noviembre de 1918 el gobierno soviético dictó un decreto especial firmado por Lenin reconociendo la independencia de la República Soviética de Estonia. El Imperio Ruso, la gran cárcel de los pueblos de Europa y Asia, se convertía en una unión de repúblicas socialistas en igualdad de condiciones.

Guillén González dice en su artículo:

“Así hace su entrada el republicanismo estatalista que nos viene a decir que la mejor de las vías para acabar con el Régimen del 78 es echar a la monarquía y lograr la República. En la imagen colectiva para avanzar solo hay un camino; el republicanismo. Pero nada se dice en este proyecto del papel que cumple el Pueblo trabajador aragonés, de sus problemas concretos como territorio”

“Se nos dirá entonces que la República será federal, que respetará el derecho de autodeterminación de los pueblos ¿Pero es acaso eso lo que a nosotras nos preocupa? A mí me interesan los problemas reales y concretos del pueblo trabajador aragonés; y me interesa que estos vienen de un sistema económico en el que no solo se da la desigualdad económica entre pobres y ricos sino que esta última se materializa mediante la explotación desigual que el Estado hace de los territorios que controla”

Por estos motivos, no se puede apoyar cualquier tipo de república. Eso es de cajón. La clave de la ecuación no es la palabra “española” en la definición de la tercera república, sino la ausencia o inclusión de la palabra “socialista”. Acabar con la propiedad privada de los medios de producción y la constitución de un Estado Obrero son fundamentales, ya que como Guillén González dice:

"La autodeterminación no es suficiente, es un derecho básico que los Pueblos pueden ejercer pero que por sí mismo no soluciona las desigualdades que sufrimos. Lo que necesitamos es que se garantice nuestra soberanía, que podamos decidir sobre todos nuestros asuntos, sobre nuestros recursos y nuestro modelo de desarrollo en todo momento, y no solo en un ejercicio de autodeterminación momentáneo. Necesitamos esta soberanía para que se termine el régimen colonial que explota a nuestros pueblos y esto es algo que ningún republicanismo estatalista nos plantea."

Esa es la clave: “ningún republicanismo estatalista nos lo plantea” ¿por qué? Porque el movimiento republicanismo actual tiene influencias burguesas o pequeñoburguesas que se aprovechan de un movimiento progresista para conseguir los objetivos propios de su clase y reforzar la máquina de opresión burguesa. Tal como ocurrió en 1931, la actual oligarquía española no dudará de deshacerse de la vieja y sucia camisa monárquica para evitar un estallido social, como ya lo intentó con la II República. Por este motivo ¿la izquierda soberanista anticapitalista debe permitir que esos movimientos republicanos caigan en las manos burguesas y que, posteriormente, ese movimiento republicano sea utilizado contra la clase obrera y los pueblos? ¿Acaso debemos permitir que planteamientos revisionistas adquieran el protagonismo en ese jornada de lucha? ¿Acaso no es necesario participar en esos movimientos y, con total independencia, explicar pacientemente nuestra idea de república, emancipadora de la clase obrera y de los pueblos? 

Volvamos con Guillén González:

"Para nosotras y nosotros, como se ve, el problema no está en la institución monárquica sino en el régimen en su conjunto, que lleva siglos utilizando el sistema colonial para controlar y desangrar la economía de los Pueblos. El problema no está en monarquía o república, está en el pacto social interclasista que desde hace décadas se ha fundamentado con igual apoyo de izquierdas y derechas. Muchas de las personas que apoyan hoy los valores republicanos siguen asentados en los mismos marcos del constitucionalismo, que es el factor que finalmente garantiza la estabilidad del régimen y con él también la monarquía."

Guillén González tiene toda la razón: el problema no está en monarquía o república. Pero desgraciadamente nuestro campo de acción no es un laboratorio esterilizado donde podemos escoger los compuestos químicos para conseguir la revolución. Debemos aprovechar las fuerzas sociales de la clase obrera que están a nuestra disposición para conseguir nuestro objetivo último: acabar con el capitalismo y conseguir la libertad de las  naciones oprimidas. Los movimientos republicanos estatistas existen, no van a desaparecer por mucho que lo queramos o los ignoremos. Están ahí, son una realidad y despiertan muchísima ilusión en la clase obrera. La izquierda soberanista puede hacer dos cosas: desdeñarlos, porque “nuestro proyecto no es español” o participar en ellos, explicar pacientemente que la república por sí sola no es garantía de la libertad del pueblo en todos los sentidos, que debemos luchar por una república socialista.

Aquí tenemos otro razonamiento totalmente acertado de Guillén González:

"Los Pueblos han de liderar el proceso constituyente que supere el Régimen del 78 y como habrán de hacerlo desde un movimiento popular íntegramente clasista, la forma nueva que de este proceso surja no será diferente a la que plantea el republicanismo. Se puede clamar todo lo que se quiera por una república socialista y federal pero eso no dejan de ser nada más que declaraciones de intenciones. Sin embargo el soberanismo es una rebeldía del aquí y del ahora, que no supone una reforma del Estado sino una superación de éste, como marco, en términos prácticos. La soberanía planteada por los movimientos populares de los Pueblos ejecuta la mayor contradicción del poder estatal que es la de su propia consistencia y no posterga, como hace el republicanismo, la revolución social a un futuro profetizado como escenario ideal de la lucha de clases."

El soberanismo es una rebeldía del aquí y del ahora. Pero, desgraciadamente, el grado de conciencia de la clase obrera y de las masas a ese respecto no es igual en las diferentes naciones del estado español. No entender eso es un gran problema. No entender que la conciencia nacional de la clase obrera y las masas en Euskal Herria o en Països Catalans no es la misma que en Andalucía es no entender la situación concreta, y no entender la situación concreta nos aboca al fracaso. Sin paños calientes, la izquierda soberanista andaluza, hoy por hoy, es débil, pero tiene un potencial tremendo. Y si queremos ser fuertes, debemos superar numerosos obstáculos para llegar a la clase obrera andaluza, el mayor de ellos, superar los siglos de colonización ideológica de la oligarquía española y la oligarquía andaluza (que ha participado desde siempre en el poder central), que han impuesto al pueblo andaluz la idea de que “Andalucía es España”, o mejor dicho: “el pueblo andaluz participa en igualdad de condiciones en el Estado Español” lo cual es completamente falso, y ahí está nuestro pasado y nuestro presente para demostrarlo. No obstante, lo queramos o no, la clase obrera andaluza va a seguir participando en movimientos estatistas, y nosotros, o bien podemos llamarles “españolistas” y quedarnos tan anchos, o bien participar en las luchas de la clase obrera andaluza, y, a través del ejemplo y la explicación paciente, orientarles hacia la auténtica lucha. Los movimientos estatistas son como son porque la izquierda soberanista no está en ellos para decirles que el estado español es una cárcel de pueblos y que el final del capitalismo pasa por la emancipación de las diferentes naciones. En España no habrá revolución sin la participación activa de los diferentes pueblos, pero desgraciadamente en Andalucía todavía no somos un referente político de la clase trabajadora andaluza porque, sencillamente, no se nos conoce. El SAT es un referente sindical, pero nuestros referentes políticos no son conocidos. Quizás porque cuando queremos acercarnos a la clase trabajadora andaluza los llamamos “españolistas” y, lógicamente, nos mandan a la mierda.

Por último, Guillén González dice:

"La III República no es mi proyecto pero si en el futuro el Pueblo trabajador aragonés puede tomar protagonismo y salir beneficiado, debido a su empoderamiento, de un proyecto republicanista, entonces los soberanistas deberemos valorar qué es lo que conviene tácticamente a nuestro Pueblo en cada momento, aunque siempre teniendo en cuenta que esa república no será el fin del camino político que habremos de recorrer y que el reino que hoy enfrentamos acabará siendo la república que mañana también habremos de batallar por el derecho a nuestra soberanía."

“Entonces los soberanistas deberemos valorar qué es lo que conviene tácticamente a nuestro pueblo en cada momento”. Totalmente correcto. Por eso yo lanzo esta pregunta: dada la situación concreta actual de Andalucía ¿nos conviene tácticamente desdeñar los movimientos republicanistas? Pues ni tácticamente ni estratégicamente. Si el republicanismo estatista despierta la ilusión y las ganas de luchar de la clase trabajadora andaluza, sencillamente debemos estar allí y plantear el modo de sistema económico correcto para la emancipación de la clase obrera y la liberación de los pueblos oprimidos.

3.  14 de abril: símbolo de la II República española…y también de otras muchas cosas

Mitificar procesos históricos es nefasto para la lucha revolucionaria porque, generalmente, aprendemos de las acciones erróneas del pasado. La proclamación de la segunda república fue un gran paso para la clase obrera, pero la II República Española tuvo un carácter indudablemente burgués, protector en última instancia de la propiedad privada y de la unidad territorial, que no se atrevió a desarmar las herramientas de la reacción dentro del Estado, y sus gobiernos progresistas no fueron capaces de tomar las medidas necesarias para la emancipación de la clase obrera y de la libertad de los pueblos. No obstante, tal como dice Jaleo!!! en su artículo:

"Es por eso que queremos diferenciar la Segunda República Española, de carácter burgués y que nada regaló a Andalucía, a las luchas conseguidas por las clases obreras y populares y que culminaron con la constitución del Frente Popular, unidad de la izquierda frente al fascismo y que abarcaba desde la CNT y UGT hasta el PSOE, IR o PCE, pasando por los soberanistas e independentistas de los diferentes pueblos del estado español."

Y ahí han dado en el clavo: el 14 de abril no solo se conmemora un período concreto del estado español comprendido entre 1931 a 1936; la tricolor no solo es una bandera española que utilizaron por igual la derecha o la izquierda cuando llegaron al gobierno. El 14 de abril y la tricolor también son  símbolos de la lucha antifascista, del levantamiento del pueblo trabajador contra la dictadura de la oligarquía española, es el símbolo de la resistencia del pueblo trabajador en la guerra civil contra el fascismo español y europeo, y también un símbolo de lucha durante la dictadura franquista. ¿Qué revolucionario del resto del mundo no haría suyas esas luchas obreras, sea de la nación que sea? Participar en los actos de conmemorativos no supone a priori defender la unidad territorial del estado español o defender una III República española burguesa. Supone honrar a los hombres y mujeres que sufrieron e incluso murieron para la emancipación de la clase obrera y de los pueblos. En cuanto a nivel táctico/estratégico, estas conmemoraciones se pueden y se deben utilizar como herramientas de lucha contra el régimen actual, para subvertir el sistema económico y territorial del estado español, para aprender y enseñar las lecciones revolucionarias de nuestro pasado y utilizarlas como armas de concienciación, agitación y propaganda para acabar con el capitalismo y conseguir la libertad de nuestros pueblos. Es otra ocasión para orientar la movilización popular contra el auténtico enemigo. Por diferentes razones de peso, la clase obrera ha asumido la conmemoración del 14 de abril como una fecha suya, de lucha contra el capitalismo y en memoria a los trabajadores y trabajadoras caídos por el fascismo. ¿Es una respuesta emocional una fecha concreta o una bandera concreta? ¿Lo es ondear la arbonaida o celebrar el 4 de diciembre o el 29 de octubre? Son símbolos motivadores y concienciadores en la lucha contra el sistema capitalista que, orientados correctamente, también pueden ser un arma para la liberación de los pueblos del estado español.

Queremos una República Socialista Andaluza. Para conseguirlo, debemos planificar una estrategia basándonos en el análisis de la situación objetiva actual, de nuestra fortaleza como vanguardia del movimiento obrero andaluz y del grado de conciencia de las masas. Y,  por supuesto, no podemos desdeñar ningún arma a nuestra disposición para atacar a la burguesía y a su mayor herramienta de opresión: el estado burgués. Y, nos guste o no, el estado burgués que nos oprime de forma directa es el Estado Español. Este sencillo argumento debería bastar para aquellos militantes que piensan que fuera de despeñaperros no se nos ha perdido nada. Nuestra lucha debe ser doble: reforzar la izquierda soberanista andaluza (en base al marxismo), aquí, en Andalucía, y, por otro lado, coordinarnos con todas las fuerzas obreras y movimientos populares a nivel nacional e internacional que dañen al estado que nos oprime directamente, el Estado burgués español. Ambas luchas no son luchas contradictorias, son luchas paralelas y complementarias.

Juanjo Muñoz (militante de CUT Marbella)

1 comentario:

  1. Al margen de las lógicas disensiones y diferencias de interpretación, me parece un artículo muy acertado, con un fondo que apunta a las necesidades estratégicas que siguen pendientes de ser cubiertas.

    No hay cambio posible sin la superación del capitalismo, es así de crudo y simple. El problema es que el poder está en manos de la misma oligarquía de siempre, cómo lo ejerza es sólo un detalle.

    Sea cual sea la línea estratégica de ataque al poder, se necesita apoyo ciudadano masivo. Construir este poder popular es vital y previo a cualquier otra consideración y, salvo honrosas excepciones, no lo estamos haciendo.

    El estatismo o estatalismo o como se le quiera llamar es igual de malo si radica en Madrid o si radica en Sevilla. El problema no es dónde esté la capital (y el Capital) sino cuál sea el sentido de la acción política y de dónde parta. Yo no quiero competencias concedidas desde arriba (independientemente de los kms que me separen del centro de poder). Lo que quiero es que el nivel político fundamental esté en los municipios o en las juntas de barrio de los núcleos más grandes, que sea desde ahí desde donde se transfieran al nivel superior las competencias que no sean factibles o rentables y así sucesivamente, justo al revés que ahora. Yo a esto lo llamo federalismo republicano (por favor, no confundir con los delirios pseudofederalistas de Rubalcaba y similares), pero cada cual lo puede llamar como quiera mientras no nos dediquemos a pelear por el nombre mientras la casa sigue sin barrer.

    Una forma de plantear el asalto al poder es a través de un proceso constituyente democrático que cambie las reglas del juego y devuelva la soberanía, no a Sevilla o a Zaragoza, a la ciudadanía que es la única legitimada para para decidir qué se transfiere, cómo, hasta dónde y a qué ente o nivel superior. Si habrá un Estado Andaluz federado a una República Federal Española o una República Andaluza participando en una Unión de Repúblicas o una República Andaluza independiente del resto de nacionalidades del actual Estado o cualquier otra opción es algo que deberemos decidir entre todas y todos porque si no "nos lo decidirán" los de siempre. Devolverle a la ciudadanía el poder de decisión debiera ser el primer paso y responsabilidad irrenunciable de todo/a demócrata anticapitalista.

    La tricolor hoy es símbolo de una lucha. Es la última bandera legítima del estado español y no conocemos cómo será la próxima, por no conocer no conocemos ni cómo será el Estado en sí porque es una decisión colectiva que está por tomar. Si el poder real y antidemocrático actúa sobre los distintos pueblos del Estado a través del régimen monárquico español, parece lógico dirigir hacia allí el ataque. El régimen comienza a tambalearse y sería poco ambicioso conformarse con una patada en la espinilla si podemos llegar a la nuca.

    Salud.

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